Las mieles de Tenerife encierran todo un mundo de tradición y arraigo popular a lo que se añaden el aroma y el sabor de nuestros paisajes. Desde la exuberancia del Valle de La Orotava, hasta la explosión de las Retamas de Las Cañadas del Teide, pasando por nuestros montes y medianías crecen brezos, castaños, tajinastes, escobones y un sinfín de otras especies vegetales donde las abejas encuentran el néctar con el que elaboran nuestras mieles.
Los apicultores de Tenerife, a lo largo de los siglos, han producido con un buen hacer unas mieles únicas, que se han mantenido hasta nuestros días.
Las mieles producidas en la isla de Tenerife son específicas gracias a la originalidad de nuestra flora, llena de singularidades que hacen posible combinaciones florales inexistentes en otras partes del mundo.
En Tenerife hay censados más de 600 apicultores, cuyo trabajo y dedicación se ha transmitido por tradición familiar; cuentan con explotaciones de pequeño tamaño donde producen unas mieles artesanales de gran calidad. Gracias a su esmerada labor y manejo han mantenido intactas todo el sabor, el aroma y las propiedades naturales, convirtiendo su consumo en un auténtico y peculiar deleite gastronómico.
Las mieles de Tenerife con la denominación de origen protegida tienen que pasar unos estrictos controles de calidad. Estas son las características fisicoquímicas que deben cumplir:
Características fisicoquímicas:
Humedad ≤ 18 %.
Aw ≤ 0,620.
Hidroximetilfurfural ≤ 20 mg/kg.
Actividad diastásica ≤ 12 unidades Shade.